martes, 11 de agosto de 2009

Es hora de aprender inglés

En los últimos días todos los tiranos latinoamericanos, amigos entrañables de las FARC, han iniciado el más enconado ataque en contra de Colombia y su presidente Uribe, por la instalación de las nuevas bases norteamericanas en suelo colombiano. Según parece, a estos dictadores de pacotilla, se les está escapando el conejo y están viendo como les ensaña sus colmillos el tigre, y han comprendido que, después de lo de Honduras, su pseudo proyecto, basado en el populismo y el narcotráfico, se les está desplomando. De manera que, para evitar el colapso, incitan y arengan al pueblo hondureño, para propugnar por el regreso del que pretendía convertirse en otro tiranillo, y atacan desde todos los flancos a Colombia, como si la instalación de unas bases norteamericanas representara el fin del mundo, o significara el comienzo de una guerra.

Lo que más asombra es que Fidel Castro, el peor de todos lo déspotas latinos, critique tal medida, olvidándose que él mismo fue protagonista central de la conocida como “Crisis de los misiles”, del mes de octubre del año 1962, generada a raíz del descubrimiento, por parte de USA, de la instalación de unos misiles nucleares que había construido la extinta URSS, en el territorio de Cuba. Conflicto que tuvo a todo el mundo en vilo, porque, en caso de desatarse una guerra, lo que estaba en juego era la propia supervivencia de la especie humana.

Hoy, cuando han pasado casi cincuenta años de aquel suceso, es bueno traerlo a colación, para que aquellos que no recordaban ese hecho lo tengan presente nuevamente y, los que no conocen ese apartado nefasto de la historia, se enteren sobre la clase que persona que está realmente detrás de todo el embrollo que ahora pretenden montar.

A los colombianos nos debe importar un bledo lo que opinen nuestros incordiosos vecinos, porque ningún mal representan realmente para nosotros dichas bases, como tampoco han representado ningún mal para los ingleses, alemanes, italianos, turcos, islandeses, españoles, portugueses, etc., las bases norteamericanas que desde hace décadas hay en sus respectivos países. Más bien, preparémonos para ver que ganancia obtenemos de nuestros amigos del norte, porque seguramente muchas serán las personas que podrán encontrar un trabajo digno y bien pago en esas instalaciones. Por lo pronto, las primeras beneficiadas serán las escuelas de idiomas, porque con lo que se avecina ya no tenemos excusa para no saber hablar inglés.