domingo, 16 de diciembre de 2007

El apellido Manotas, origen

Los Manotas de Sabanalarga

Hoy dedicaré el presente escrito a una de las familias más antiguas e ilustres del Departamento del Atlántico. Los Manotas de Sabanalarga, familia a la cual tengo el gusto de pertenecer.

“Por documentos antiguos se averigua que personas y familias de alto linaje y merecidos títulos, ya españoles, ya descendientes de éstos, formaban núcleo considerable para hacer de la población de Sabanalarga lugar propicio para el trabajo y aumento de sus intereses. Natural es que hubiera entre ellos personas más o menos ilustradas, teniendo siempre en cuenta el medio colonial en que se debatían los estudios, ya que poco o nada se preocupó el gobierno de España en su profusión”.

El apellido Manotas, cuyo origen primario fue Reggio Emilia, en Italia, en donde se apellidaban Manotti, apareció en España luego de la expulsión de los judíos, a quienes reemplazaron en los oficios que dejaron estos vacantes. Por lo que pasar de Manotti a Manotas, fue la consecuencia de esta primer emigración.

Anteriormente se decía que los Manotas eran descendientes de Judíos Sefarditas, pero eso no ha sido hasta ahora probado, y no pasa de ser meras especulaciones, pues doña Cecilia Manotas de Sourdís, estuvo investigando con la colonia judía y tuvo acceso a toda la documentación referente a todos los apellidos de los judíos conversos, y en ninguno de esos documentos apareció nada referente al apellido Manotas, por lo que debemos descartar esta leyenda.

En todo caso, el apellido Manotas como tal, es originario de Zalamea de la Serena, una pequeña población de la actual provincia de Badajoz, en Extremadura, España, y que Calderón de la Barca inmortalizó con su obra: “El alcalde de Zalamea”. Pueblo, rural, que aún recuerda su historia árabe, romana, visigoda y cristiana, que se encuentra a 360 km de Madrid. Lugar desde donde emigró a América, Don Pedro Josef Manotas, de quien podemos decir que es el padre y antecesor de casi todas las personas que hoy ostentan el apellido Manotas en Colombia, porque según se ha podido establecer, era cosa normal y natural que los esclavos adquirieran el apellido de sus amos, que son los Manotas apodados “Bujato”.

Se sabe con certeza que Pedro Josef Manotas, arribó a Cartagena a principios del 1700, y que su hijo Pedro Antonio Manotas, se trasladó a la población de sabanalarga, en donde fundó, junto con su esposa, el núcleo central de esta familia. Estudios hechos por Luís Eduardo Manotas Llinas - Fundador del Periódico El Heraldo de Barranquilla-, Arístides Manotas -Historiador-, Pablo Emilio Manotas -Presidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia-, y otros de sus descendientes, han confirmado que en Cartagena reposan documentos que certifican la existencia de Don Pedro Manotas, por lo que se sabe que era una persona culta, con muchos bienes y fortuna.

Entre las familias existentes hoy, en el departamento del Atlántico, una las de mayor antigüedad ha sido la de los Manotas. Desde principios del siglo XVIII, ya estaba establecido en Sabanalarga Pedro Antonio Manotas, inmediato descendiente de Pedro Josef Manotas, tuvo la “genialidad” de fundar una capellanía en base de las tierras cercanas a la población, la cual debía ser administrada por aquellos de sus descendientes que recibieran órdenes sacerdotales, y a falta de éstos, por los que se encontrarán en perpetuo celibato. Los productos de la administración debían ser empleados en el pago de las misas para la salvación del alma del fundador. En distintas épocas fueron administradores, primero el padre Manotas y más tarde el padre Julián José Pertuz, ambos descendientes del fundador. Esto demuestra al mismo tiempo la importancia que tenía ya esta familia, pues en esos tiempos la democracia no había alcanzado los fueros de las órdenes sacerdotales. A finales del siglo XIX, más o menos 1884, fue dicha capellanía motivo de ruidoso pleito entre descendientes solteros del citado Manotas”.

Muy ligado a la familia Manotas, se encuentra a Don José Vicente Llinás, teniente de navío del ejército español. Se casó en Sabanalarga con esclarecida dama de la familia Pertuz Ahumada, hermana del recordado sacerdote Julián José Pertuz, y es el progenitor de una numerosa e importante familia. Dicen las malas lenguas que, el cura Pertuz se quedó con el dinero de los Manotas, para beneficiar a sus sobrinos Llinás.

Igualmente, está muy ligado a la familia el doctor Eugenio Baena, cartagenero, hijo de Eugenio Baena Blonda y nieto de don Antonio Baena, quien fue de los constituyente de Ocaña en el año de 1828. Entre las altas posiciones que ocupó el doctor Baena se encuentran la de representante a las cámaras, presidente del estado soberano de Bolívar y embajador de Colombia ante la Santa Sede; se casó en Sabanalarga, con noble dama, doña Dolores Manotas Movilla.

Arístides Manotas, a mediados del siglo XX, escribió lo siguiente: “Suplico perdone el que esto lea, por la siguiente digresión, que tal vez es personal, pero apelo a la serenidad de criterio de cada cual, pues en primer lugar se trata a la familia a la cual pertenezco, y segundo quiero hacer resaltar la conducta invariable, la lealtad de la familia Manotas a sus principios políticos desde hace ciento cincuenta años, es decir desde que se formó nuestra República. Ella fue, pues, una de las fundadoras del partido liberal en nuestro país y dentro de aquél se ha conservado. Ha sido cualidad típica de esta familia la instrucción en todas sus fases, y así han descollados, partiendo desde el doctor Francisco de Paula Manotas Hernández hasta hoy, treinta y cinco abogados, quince médicos y veintidós entre ingenieros, odontólogos, licenciados y ciencias económicas. Entre los miembros de ella ha habido jueces y magistrados, presidentes de la Corte Suprema de Justicia, diputados, representantes y senadores, alcaldes, prefectos, secretarios de gobiernos, presidentes del antiguo Estado soberano de Bolívar, Gobernadores de Departamentos y Ministros.

“Al cerrar esta breve reseña de la familia Manotas, no queremos terminar sin hacer antes mención especial de dos de sus miembros que en el pasado, representaron papel importante en la política y en las ciencias del derecho. Entre los hijos de don Manuel Manotas Castañeda descolló Nicolás como hábil jurisconsulto; su fama se extendió a tal punto que don Jorge N. Abelló, al escribir algunos hechos históricos sobre esa época, lo tituló: Abogado consultor en cien leguas a la redonda. Digno hijo de este y heredero de su inteligencia y versado en asuntos de derecho fue el doctor Francisco de P. Manotas, el alcanzó grandes triunfos como orador forense y experto administrador de la cosa pública, como lo demostró en la presidencia del estado soberano de Bolívar, en el senado de la República y en el Ministerio de Obras Públicas, entre muchas de las altas funciones que le confió el país”.

“Sabanalarga ha sido siempre pueblo inteligente y culto hace 80 años (1874), poco más o menos ya don José Manuel Royo la calificó en su geografía universal de Amiga de la instrucción . De su seno han salido hombres prominentes que han ocupado todas las altas posiciones oficiales de la República, menos la de presidente.

ABOGADOS: Francisco de P. Manotas Hernández, primer titulado que tuvo la ciudad; Nicolás Avelino y Manuel Manotas Hernández, Francisco de P. Manotas B., Nicanor Manotas, Julián Llinás Manotas, Agustín y Celso Solano Manotas, Juan Pablo Manotas, Alejo y Gustavo Solano Manotas, Nicolás y Julián Llinás Vega, Luís Eduardo Manotas Llinás, Aquileo Manotas, Pablo Emilio y Hernando Manotas, Manuel Manotas.

MEDICOS: Fabio Manotas Hernández, Manuel Salvador Manotas, Francisco, Nicolás Solano Manotas, Pedro Antonio Manotas, Carlos Manotas, Enrique Celedón Manotas, Enrique Manotas Manotas,

ODONTÓLOGOS: Antenor Moreno Manotas, Gerardo y Víctor Manotas, Enrique Villa Llinás.

SACERDOTES: Pedro A. Manotas, Julián José Pertuz.

PEDAGOGOS: Julián Llinás Manotas.

Debemos también destacar que, el primer Ministro de Minas y Petróleo que hubo en Colombia fue JUAN PABLO MANOTAS, en 1940. Gracias a su labor encomiable y en recuerdo de su gran gestión, le ha sido puesto su nombre al auditorio del Ministerio de Minas y Energía de Colombia, el Auditorio Juan Pablo Manotas.

“Muchos periódicos se han fundado pero ninguno ha logrado pasar de la primera infancia. En el año de 1883 y el de 1884 redactaron en Cartagena los jóvenes estudiantes Avelino Manotas A. y Julián Llinás Manotas el periódico El Guttemberg, el cual apoyaba la candidatura del doctor Francisco de P. Manotas para presidente del estado soberano de Bolívar en contra posición a la del doctor Manuel Laza Grau. Al venir la época de las vacaciones estudiantiles trasladaron el periódico a Sabanalarga, pero su tiraje se hacia en Cartagena. La dificultad en los viajes a esta ciudad pues se empleaban hasta ocho días, por lo malo de los caminos hacía extemporáneo las publicaciones. Esto y la guerra que se vino encima en los últimos días de diciembre de 1884 originaron la suspensión del periódico. En 1886 los mismos jóvenes Manotas y Llinás en colaboración con otro joven estudiante Habacue Castro Rodríguez publicaron La Razón periódico político de oposición al nuevo. En los últimos días del siglo pasado (1895) apareció El Progreso Periodiquillo literario redactado por Juan Martínez, Roberta carbone Pérez y Arístides Manotas. En los años 1913, 1914 y 1915 redactó Diego Llinás Manotas La Nueva Era; fue el periódico que hasta entonces tuvo mejor presentación y el mejor servicio, siendo así que tenía imprenta propia”.

Por su parte Luís Eduardo Manotas Llinás, Hijo del doctor Nicanor Manotas y doña Lucía Llinás de Manotas, fue cofundador del periódico El Heraldo, actual emblema de la ciudad de Barranquilla. Periódico que nunca ha podido ser desbancado por la prensa de la capital. Luís Eduardo Manotas se casó con doña Emilia Baena Manotas -árbol genealógico de los Baena-, y son sus hijas Carolina, casada con don Manuel De la Rosa y Margarita, con don Alberto Gieseken.

Por último también podemos agregar y también destacar que, han pertenecido a la familia Manotas varias reinas del carnaval de Barranquilla, tales como: Tica Manotas Rodríguez, Carolina Manotas Baena, Julia Carolina De la Rosa Valiente e Ilse Margarita Cuello Gieseken.


Árbol Genealógico del apellido Manotas


Dolores Manotas Movilla


Realizado gracias a Pablo Emilio Manotas, expresidente de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, Lola Baena Manotas, Paco Zudea Hoyos, Lilia Senior de Baena, Mercedes Martínez Baena de Senior y otros familiares y amigos.

Pedro Josef Manotas, casado con Genoveva Machado. Encomendado por el rey de España para hacer entrega de las tierras del Magdalena y del Atlántico -La encomienda de Tierra Adentro-.

Pedro Antonio Manotas (hijo de Pedro Josef Manotas), casado con Dolores Castañeda

Manuel Manotas Castañeda, casado con Isabel Hernández, tuvieron como hijos a:

Rafael, Fabio, Avelino, Manuel, Nicolás, Francisco de Paula y Salomé.

Fabio Manotas Hernández (médico), casado con Dolores Movilla Hoyos, tuvieron como hijos a: Ana Ramona, Isabel, Dolores, Josefa, Helena, Manuel, Jacob, Fabio y Antonio.

Nicolás Manotas Hernández, casado con Teresa Bilbao, tuvieron como hijos a: Nicolás, Nicanor, Francisco de Paula (Ministro de Obras Públicas) y Carmen.

Nicolás Manotas Bilbao, casado con Ana Ramona Manotas Movilla, tuvieron como hijos a: Nicolás, Joaquín, Miguel Antonio y Ana Teresa.

Nicolás Manotas Manotas, casado con Rosita del Castillo, tuvieron como hijos a: Alfredo y Ena.

Joaquín Manotas Manotas, casado con Ana María Fernández Llinas, tuvieron como hijos a: Enrique Jaime y Ligia.

Miguel Antonio Manotas Manotas, casado con Tulia Martínez del Castillo, tuvieron como hijos a: Cecilia, Alfonso, Tulia, Olga, Fanny, Gladys y Nohra.

Ana Teresa Manotas Manotas, no tuvo hijos.

Nicanor Manotas Bilbao, casado con Lucía Llinas, tuvieron como hijos a Daniel, Mario, Luís Eduardo, Arturo, Teresa, María de las Mercedes,

Carmen Manotas Bilbao, casada con Alejo Solano Manotas, de los cuales descienden los Solano Manotas.

Dolores Manotas Movilla, casada con Eugenio Baena Moreno (Hijo de Eugenio Baena Blonda), tuvieron como hijos a: Lucila, Ana Cecilia, Emilia, Elisa, Dolores (Lola), Hortensia, Ofelia y Eugenio (ver árbol genealógico de los Baena).

Fanny Manotas Martínez, hija de Miguel Antonio Manotas Manotas, casada con Héctor Rafael Martínez Baena, hijo de Lucila Baena Manotas, tuvieron como Hijos a: Fanny Cecilia, Rodolfo, Katia, Héctor Rafael, Luís Miguel y Mónica.

Héctor Rafael Martínez Manotas, casado con Laura Patricia Esmeral Pezzano, tienen como hijos a: Laura Carolina y Jorge Eduardo.



Reggio Emilia, Plaza de Prampolini y el Duomo. Lugar de origen de los Manotas -Manotti-, dato corroborado por la doctora Beatriz Manotas, española, de Zalamea de la Serena, master y profesora de la Universidad de Navarra, en España.

sábado, 17 de noviembre de 2007

De paseo a El Rodadero, Santa Marta

La primera vez que salí solo de Barranquilla, fue en una semana santa de hace mil quinientos años. Un grupo de amigos me propuso que nos fuéramos de paseo para El Rodadero, Santa Marta, y que durmiéramos en una carpa, en la playa. En esa época estaba permitido hacerlo, y la policía en vez de echarnos, nos vigilaba.

En mi casa, la idea no les sonó muy buena a mis padres, pero como ya yo tenía una edad más o menos razonable para llegar un poco más allá de sus ojos, en vez de decirme que no, simplemente me dijeron que no podían darme dinero para mi aventura, pues la situación monetaria estaba delicada. En vez de lamentarme, empecé a echarle cabeza al asunto y se me ocurrió, junto con el “nene” Pabón, a quien por cierto le montaron la misma película, hacer uso de nuestro ingenio. Fuimos de casa en casa, por el barrio, y pedimos libros y discos de long play viejos, para ayudar a una escuelita para niños pobres. Una vez reunidos zopotocientos discos y tropotocientos libros, armamos varios bultos, y durante varios días estuvimos yendo a venderlos a la calle “Pica Pica”, hasta que los vendimos todos. Los gerentes generales de los “agáchate y cógelo” cuando nos veían bajar del bus nos jalaban para aprovechar el negociado que les llevábamos. El dinero que recaudamos para cada uno de los dos, de peso en peso y de moneda en moneda, fue por lo menos tres o cuatro veces más que lo que le habían dado a cualquiera de nuestros compañeros de aventura. Con tanto dinero junto, el nene y yo nos sentíamos como reyes, y ninguno de los dos encontró objeción en su casa, para ir finalmente al paseo.

El domingo, nos encaramamos, como sardinas en lata, en una buseta de “La Costeñita”, que había que coger en la esquina del paseo Bolívar con la carrera 45, y el relajo empezó desde que estábamos en la cola del bus, porque nadie la respetaba y los empujones, sin llegar a la pelea, iban y venían. En ese mismo plan se encontraban otros grupos de pelaos que conocíamos del colegio, o que vivían entre las calle 72 y la 93, y entre todos armamos una barra que llenó la buseta y que prácticamente no se separó hasta que una semana más tarde regresamos a Barranquilla.

La carpa que llevábamos era pequeña y, los ocho que nos metimos en ésta, quedábamos tan apretujados que los peos, las risas y los tropezones no dejaban dormir a ninguno, así que durante la noche montábamos la algarabía, oíamos grabaciones de chistes plebes de la “Nena Jiménez”, nadábamos y nos subíamos a las lanchas que estaban estacionadas cerca de la playa, pescábamos millares de pescaditos, con una sábana que alguno precavido llevó, pero que no llevó de regreso a su casa, y dormíamos por turnos durante el resto día.

Desayunábamos arepa de huevo y coca cola, en “El tropezón”, un tenderete que estaba en un solar descampado, como a tres calles de la playa. Almorzábamos sancocho de tienda (pan, queso y gaseosa), y comíamos perros caliente o hamburguesas con un enorme batido de chocolates.

Uno de los problemas a resolver era el de la evacuación de la basura intestinal, “o cagada que llaman”, porque como todos sabemos, los retorcijones no dan espera. Durante la noche no había problema, nadábamos hasta la boya y allí con toda tranquilidad, se hacía la deposición. Pero, durante el día, la cosa se tornaba cuadriculada, porque el mar estaba repleto de gente y había que encontrar un clarito junto a la boya más lejana, o ir hasta una lancha que estuviera anclada para poder echar la cagada. Ni para que les cuento de lo hediondos que debíamos de estar. Durante siete días no conocimos ni el jabón ni la pasta de dientes.

En una de esas noches, en el frente del edificio Iroka, nos juntamos con un grupo de venezolanos y entre ellos había un muchacho que tocaba la guitarra. Como a mi me gustaba cantar, hicimos buenas migas. Entonces decidí aprender a tocar guitarra, cosa que hice inmediatamente regresé, y no he dejado de tocarla hasta el día de hoy.

Faltando dos días para regresar, se me perdió la billetera. Esa noche habíamos estado en brincos, y alquilamos bicicletas. Duramos por lo menos una hora dándole vueltas al Rodadero y, al ir a pagar una paleta, me di cuenta que estaba con los bolsillos pelaos. El mundo se me vino encima, pero Néstor Cotes me dijo que no me preocupara, realizó una vaca y me dieron plata para los dos días que faltaban y para el bus de regreso.

Cuando llegué a mi casa el domingo, me mandaron directo a bañarme y de comida encontré unos espaguetis con atún, que yo detestaba tanto como un yogurt de cebollas. Demasiados días comiendo la misma basura, hacen que el plato más detestable sepa a gloria, así que me los comí como si de un helado de chocolate se tratara.

Tres meses después me llamaron por teléfono. Era un señor de acento francés y me dijo que tenía mi billetera, que podía ir a recogerla a su oficina en una fábrica cercana a la vía cuarenta. El tipo era efectivamente francés, y después de hacerme una serie de preguntas me entregó la cartera. Me hizo que contara el dinero que contenía y me dijo que la próxima vez tuviera más cuidado, porque tal vez no iba a tener tanta suerte. Después de darle las gracias, salí pitando para donde mis amigos, los invité a comer helados al “Royal Dairy Cream”, una heladería que quedaba en la calle 84 con la Olaya Herrera, nos atacamos a comer toda clase de helados, y cuando estábamos que no podíamos más, con los restos hicimos una guerra de helados. El dueño nos echó, y nos prohibió regresar a su heladería.

sábado, 10 de noviembre de 2007

El Oráculo de Delfos

El Oráculo de Delfos, era un recinto sagrado dedicado especialmente al Dios Apolo, que tenía en su centro un grandioso templo, al que iban los griegos para hacerle preguntas a los dioses, y quedaba ubicado en la antigua ciudad de Delfos, en Grecia, al pie del monte Parnaso

El oráculo de Delfos tuvo una gran influencia en la colonización de las costas del sur de Italia, y en su momento llegó a ser el centro religioso del mundo helénico.

Delfos era el nombre del dragón mitológico que custodiaba el oráculo antes de la llegada de Apolo.




viernes, 2 de noviembre de 2007

La mejor “tortilla de patata española”, del mundo.

Parece increíble, pero después de varios años de vivir en España, no sabía hacer una buena tortilla de patatas. Varias personas me habían explicado como se hacía, sin embargo siempre me parecieron demasiado cargadas y subidas de grasa.
Finalmente alguien me pasó la receta de la tortilla de patatas que hace su madre, y puedo decir que es la tortilla española más saludable y rica que haya probado.
Como yo no soy egoísta, he decidido traspasarla.

Ingredientes

  • 5 patatas
  • 5 Huevos
  • Cebolla
  • Sal al gusto
  • Aceite de oliva virgen

Preparación

1º: Se pelan las patatas y se dividen en delgadas hojuelas; se baten las claras y cuando hayan subido, se les agrega las yemas; Se pica la cebolla y se le agrega sal al gusto. 2º: Usando un recipientes que tenga algunos agujeros, se cocinan en el microondas, durante 10 minutos, las patatas y la cebolla con un chorrito de aceite y sal al gusto. El microondas se pone al máximo y a los 5 minutos se sacan las patatas y se voltean y se vuelve a meter 5 minutos más. Una vez cumplidos los 10 minutos, se revuelven las patatas con los huevos y se cocinan en un sartén que esté bien caliente, a fuego lento.

Yo tengo una olla especial para cocinar en microondas. Si no se cuenta con una, se le pone al recipiente un film transparente y se le hace unas cuantas perforaciones, para que se cocinen bien las patatas y la cebolla. Otra cosa, si se quiere, se le puede añadir pimientos, o lo que se desee a la tortilla.

sábado, 20 de octubre de 2007

El disfraz de marimonda

Uno de los disfraces más típicos, del carnaval de Barranquilla, es el de “marimonda”, creado por un barranquillero, que al no tener dinero para disfrazarse, se le ocurrió vestirse con un saco y un pantalón viejos, puestos al revés y, de careta, un costal de harina al que le abrió tres agujeros, para burlarse del resto de sus conciudadanos.

El disfraz, actualmente consiste en un pantalón, camisa manga larga, corbata, saco o chaleco, y una careta hecha con una especie de bolsa de tela con tres huecos, bordeados con tubos rellenos de tela, una nariz muy larga, semejante a un miembro viril, y unas orejas parecidas a las de los elefantes, con figuras de colores.

Este disfraz debe ir siempre acompañado de un pito de caucho, conocido como “pea pea”, cuyo sonido destemplado sirve para expresar el derroche y la alegría de quien se disfraza de marimonda.

Muy conocido es el dicho barranquillero: "no es nada el disfraz de marimonda, sino los brincos que hay que dar".

En el siguiente vídeo se ve claramente como es el disfráz...

domingo, 14 de octubre de 2007

La mordida más poderosa del reino animal

Según una reciente investigación, los 10 animales más mortíferos son el mosquito, la cobra asiática, la labox jellyfish australiana, también conocida como avispa de mar, el gran tiburón blanco, el león africano, el cocodrilo australiano de agua salada, el elefante, el oso polar, el búfalo africano y la rana del dardo venenoso. De todos estos animales, uno de los más terribles y sanguinarios es el cocodrilo marino, también conocido como cocodrilo poroso o cocodrilo de agua salada.

El cocodrilo marino es el más grande y feroz de todas las especies de cocodrilos que existen en la actualidad. Es tan grande, que puede llegar a pesar los 1,500 kg., y medir hasta 7 metros. Además, es extremadamente ágil. Puede avanzar en el agua, con un solo impulso de su cola, hasta 4 metros, y nadar a una velocidad de 43 km/h. Es más rápido que los propios delfines.

Por lo general viven en las zonas cercanas a la costa, en los ríos, lagos, pantanos y estuarios del oeste de la India, Sri Lanka, Bangladesh, sur de Indochina, Malasia, Filipinas, Indonesia, Nueva Guinea y el norte de Australia. Es un excelente nadador que frecuentemente se adentra en el mar para conseguir su alimento o emigrar a otros lugares, llegando a ser visto a más de mil kilómetros de la tierra más cercana. Prefieren dejarse llevar por la corriente en vez de nadar. Y en estos mares, son tan terribles como los tiburones.

El cocodrilo marino tiene la mordida más poderosa del reino animal. Al cerrar sus mandíbulas, provistas de 66 dientes, ejerce una presión de 1770 kg. Su alimentación incluye mamíferos grandes; como búfalos y personas. Se calcula que unas mil personas mueren cada año a causa de estos depredadores. Es famosa la gran matanza de 1945 ocurrida en la isla Ramree (Birmania), en la que los cocodrilos marinos mataron y devoraron a casi 1.000 soldados de ocupación japoneses en una sola noche, cuando atravesaban una zona pantanosa para escapar de las tropas británicas.

Restos humanos recuperados del interior de un cocodrilo marino, en Sumatra.

domingo, 7 de octubre de 2007

El Santiago Bernabeu

En Barranquilla tenemos el estadio más espectacular de toda Colombia, el “Metropolitano”, pero aunque duela reconocerlo, no le llega ni por las rodillas al estadio del Real Madrid, el “Santiago Bernabeu”. El terreno sobre el que está construido este último, no obstante parezca mentira, ocupa menos espacio que el antiguo estadio municipal “Romelio Martínez”. Eso sí, a pesar de todas las reformas del Bernabeu, que lo convierten en uno de los estadios más modernos y lujosos del mundo, las cuatro plantas de sus tribunas, que por cierto acogen en cada jornada a cerca de 100.000 espectadores, jamás han ido a parar a los almacenes Ley de la calle 72.

sábado, 6 de octubre de 2007

Origen del apellido Baena

Una de las cosas que siempre me han intrigado es el saber cuales son mis orígenes. Eso se torna por demás difícil cuando el primer apellido es demasiado común. Pero con respecto a mis otros apellidos afortunadamente la cosa cambia, ya que tanto el apellido Manotas, del cual escribiré abundantemente dentro de poco, como el apellido Baena, dan la posibilidad de poder investigar un poco más allá de las raíces americanas.

Respecto al apellido Baena puedo decir que es de origen andaluz. “La casa del apellido Baena, muy antigua y distinguida en la ciudad de Córdoba, tomó su apellido de la villa de Baena, de la cual fueron los conquistadores. Estos caballeros que tomaron el nombre de Baena, venían luchando contra los moros desde épocas muy tempranas. Tal nombre viene del año 1.240, cuando la restauró de los moros el rey don Fernando III, aunque muy pronto se fue extendiendo por otros puntos de la Península. Así, en la coronación del rey don Alfonso XI, celebrada en Burgos en 1.330, entre las personas que, por su nobleza, fueron señaladas para recibir la Orden de la Banda, una de estas era don Gonzalo Rodríguez de Baena, hijo de Fernán Rodríguez de Baena, como se puede leer en la crónica de dicho rey. Mientras algunos descendientes de esta familia, se aposentaban en la villa de Baena para ejercer los más altos cargos civiles, otros prefirieron dedicar su esfuerzo a las armas y continuar luchando, primero contra los moros y después en cuantas guerras se vio envuelta España. De este modo hay constancia de un caballero de la citada familia llamado Juan de Baena, que estuvo entre las huestes de Gonzalo Fernández de Córdoba, llamado el "Gran Capitán", en las campas bélicas que este llevo a efecto en Italia.

Hay también constancia de que otros miembros de este apellido, lucharon en Flandes bajo las banderas del duque de Alba y otros pasaron el océano para establecerse en el Nuevo Mundo, donde llegaron cuando ya las últimas convulsiones de la conquista estaban ocurriendo. De todos modos todavía llegaron a tiempo de participar en alguna que otra hazaña bélica. Una rama, acaso la primogénita de ella, se estableció en Córdoba, donde fundó mayorazgo y, por algunas generaciones, ejercieron varios de sus caballeros como jurados del Ayuntamiento de dicha ciudad”.

Escudo de Armas

ARBOL GENEALOGICO APELLIDO BAENA (Barranquilla)

EUGENIO BAENA se casó con CONCEPCION BLONDA. Hijo de Antonio Baena, quien fue de los constituyentes de Ocaña, en el año 1828. Eugenio Baena fue Embajador de Colombia ante la Santa Sede. Fue uno de los que firmó el Concordato entre Colombia y el Vaticano, fue además, Presidente del Estado Soberano de Bolívar y Senador de la República de Colombia.
De la unión nacieron tres hijos: uno se quedó en Cartagena y otro se fue para lo que hoy es el Departamento de Caldas y el tercero se fue para Barranquilla y se llamó EUGENIO BAENA BLONDA.
EUGENIO BAENA BLONDA se casó con LUCILA MORENO CONSUEGRA y tuvieron los siguientes hijos: EUGENIO, Antonio, Héctor, Francisco, Fernando, Amira y Lucila.
EUGENIO BAENA MORENO
se casó con DOLORES MANOTAS MOVILLA (De Sabanalarga) y tuvieron los siguientes hijos LUCILA (Luchi), Ana Cecilia, Emilia, Elisa, Dolores (Lola), Hortencia, Ofelia y Eugenio.
LUCILA BAENA MANOTAS se casó con HECTOR MARTINEZ SERPA y tuvieron los siguientes hijos: Mercedes, Elvira, Josefina y Héctor.
Mercedes - Oscar Senior Lopez-Penha: Oswaldo, Oscar Augusto, Olga, Luz Stella (lucy) y Jorge Enrique.
Elvira - Ricardo Correa: Giselle Elvira, Vilma, Ricardo, Alberto y Maira.
Josefina - Francisco Diaz Sanin: Francisco y Jorge.
Héctor - Fanny Manotas Martínez: Fanny Cecilia, Rodolfo. Katia, Héctor Rafael, Luis Miguel y Mónica Luz.
ANA CECILIA BAENA MANOTAS se casó con MARCO TULIO MARTINEZ SERPA y tuvieron los siguientes hijos: Augusto (Tuto), Luis Ricardo (Riche), Eduardo y Ana Mercedes (Muñe).
Augusto (TUTO)- Bertha Gómez: Augusto Enrique, Sonia, Alberto, Miguel y Martha.
Eduardo- Maruja Puccini: Eduardo, Magdalena Sofía, Fernando, Enrique, Beatriz Emilia y Maria Virginia.
Ana Mercedes (MUÑE)- Jaime Romero: María Margaríta (Maita), Jaime José (JJ), Emma Cecilia y Luz Marina.
EMILIA BAENA MANOTAS se casó con Luis Eduardo Manotas Llinas: Carolina y Margarita.
EUGENIO BAENA MANOTAS, se casó con Lilia Senior Lopez-penha: Lilia (Piti), Fernando y Eugenio.
Los otros hijos de Eugenio Baena Blonda se casaron así:

Antonio - Carmen De la Espriella: ( Guillermo, Carmen Lucila, Belen y Emelina).
Héctor - Isabel Palacio: ( Isabel, Héctor, Ernesto, Enrique, Margarita, Beatriz, Alberto y Elvira).
Francisco (dos matrimonios) No. 1) Rita Lavalle: (Luis Carlos, Roberto, José Manuel, Augusto, Dilia y Rita.; No. 2) Helena Obando: (Margarita y Jorge).
Fernando - Carolina Pecci: no tuvieron hijos.
Amira - Prospero Carbonell: (Abel, Antonio Luis, Pablo, Armando, Eugenio, Lucila y Amira.

La información del árbol genealógico me fue suministrada por mi tía abuela, Lola Baena Manotas.

http://www.juanalfonsodebaena.org/ACTAS%20SERRANO.htm

sábado, 29 de septiembre de 2007

Como crear archivos de vídeo para mpeg-4 iPod

Para aquellos amantes de la tecnología, que posean dispositivos móviles en los que pueden disfrutar de sus vídeos o películas, la solución más fácil para crear sus propios archivos es usar un programa de edición de vídeos, sencillo pero eficiente. Yo por ejemplo uso y recomiendo el Ulead VideoStudio, que es un potente programa de edición de vídeo, con el que puedo crear fácilmente mis archivos de vídeo.

El programa, en su versiones 10 y 11, es compatible con formatos ntsc vcd, pal vcd, mpeg-1, mpeg-2, DV type 1 y 2, avi, mpeg-4 iPod, mpeg-4 psp, mpeg-4 pda/pmp, mpeg-4 mobile phone, etc. Es la herramienta adecuada para sacarle provecho a los dispositivos móviles. No se necesita tener mucho conocimiento de edición de vídeo para usarlo. Además, si ya tenemos una película, por ejemplo en formato AVI y queremos verla en nuestro mp4, basta con tomar el archivo completo y transformarlo en el formato que necesitemos.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Stop a la pedofilia

Navegando por Internet descubrí la página: www.stop-pedofilia.org , en la que tratan a fondo uno de los mayores crímenes que pueden existir. Me he tomado el atrevimiento de copiar textualmente de esa web algunos apartes, ya que creo que es mi deber como padre estar muy pendiente no sólo de mis hijos, sino también, de los hijos ajenos.

“Cada día que pasa, un número creciente de niños de todo el mundo son objeto de explotación y abusos sexuales. Es preciso poner fin a este fenómeno mediante una acción concertada a todos los niveles, local, nacional e internacional."

"La sociedad civil desempeña también un papel esencial en la prevención y la protección de los niños frente a la explotación sexual comercial. Por esta razón resulta imperativo la construcción de una sólida asociación entre los gobiernos, las organizaciones internacionales y todos los sectores sociales para contrarrestar tal explotación."

"El acceso a Internet ha abierto nuevos canales de información para aquellos que buscan relaciones sexuales con niños (...) Por el momento la única intervención disponible para los defensores de la ley parece ser la vía de los proveedores de servicios, que pueden rehusar la venta de espacio a cualquiera que se conozca que va a proporcionar materiales sexuales infantiles."

“La explotación sexual comercial de los niños es una violación fundamental de los derechos del niño. Ésta comprende el abuso sexual por parte de adultos y la remuneración en metálico o en especie al niño o niña o a una tercera persona o varias. El niño es tratado como un objeto sexual y una mercancía. La explotación sexual comercial de los niños constituye una forma de coerción y violencia contra los niños que puede implicar el trabajo forzoso y formas contemporáneas de esclavitud".

"La pornografía infantil es la reproducción sexualmente explícita de la imagen de un niño o niña. Se trata, en sí misma de una forma de explotación sexual de los niños. Estimular, engañar o forzar a los niños a posar en fotografías o participar en videos pornográficos es ultrajante y supone un menosprecio de la dignidad y autoestima de los niños. Esto significa que el cuerpo de un niño o niña carece de valor y les demuestra que su cuerpo está a la venta".

"Los niños son desposeídos de su infancia. Los niños pierden la confianza en los demás, particularmente en los adultos, y se quedan a merced de otros tipos de explotación. Pierden la autoestima y la dignidad y pueden desarrollar toda una gama de síntomas de tensiones postraumáticas tales como la depresión, la agresión y la violencia, pérdida de autocontrol e inclinación a la automutilación. Frecuentemente sus vidas terminan en suicidio".

"Es realmente difícil lograr una aplicación efectiva de las leyes contra una actividad encubierta. Pero las leyes deben ser aplicadas. Son la protección final de los niños y hasta ahora no se ha hecho lo suficiente para promulgar leyes realmente eficaces o para aplicarlas cuando ya están en vigor".

Por todo esto, los insto a que denunciemos, ante las autoridades policiales -http://www.gdt.guardiacivil.es-, las páginas web que promulguen la pornografía infantil y los abusos sobre los menores.

domingo, 16 de septiembre de 2007

Como podemos ver bien nuestros archivos de vídeo

En algunas ocasiones hemos tenido problemas para poder ver o escuchar bien algún vídeo que descargamos a través de Internet. Generalmente, cuando se trata de la reproducción de vídeos de tipo MPEG, AVI -DivX, XviD-, y no tenemos los codecs adecuados, surge el inconveniente de que no podemos verlos correctamente.

Es bueno tener en cuenta que, aunque a todos nos parezcan iguales, existe una enorme cantidad de formatos de vídeo. Desafortunadamente, el sistema operativo Windows reconoce sólo unos cuantos formatos, por lo que si los queremos visualizar bien, es preciso que instalemos los codecs que se necesitan para cada formato.

A fin de no complicarse, lo mejor es instalar un programa, que trae un paquete completo de codecs, para poder disfrutar bien de nuestros archivos. En este caso, lo mejor es bajarse el K-Lite Mega Codec Pack, que podemos obtener de manera gratuita en: http://www.softonic.com/ o en http://home.hccnet.nl/h.edskes/mirror.htm.

Si el sistema Windows está recién instalado y hasta ahora no has instalado ningún otro reproductor multimedia o paquete de codecs nuevo, puedes continuar adelante. Pero, si se ha instalado algún codec suelto o reproductor, lo mejor es desinstalarlo antes de seguir adelante. Para ello debes ir a Panel de Control y allí cliquea sobre el icono de “agregar o quitar programas”. En la lista que sale busca los codecs Divx, Xvid, etc., o reproductores de vídeo que hayas instalado (No vayas a cometer el error borrar el reproductor de Windows Media). De esta manera, Windows quedará sin codecs que puedan producirnos incompatibilidades.

Si no se es experto, y a fin de no complicarse, lo mejor es instalar el paquete del K-lite Mega Codec Pack con la configuración que trae por defecto.

Una vez terminada la instalación, no se debería tener problema con la reproducción de vídeos en nuestro computador. Sin embargo, puede suceder que todavía algún formato de vídeo siga sin poder ejecutarse como debería. En ese caso, existe un programa llamado GSpot, que podemos descargar desde http://www.headbands.com/gspot/ . Seleccionando el archivo de vídeo que nos está dando problemas, dicho programa nos permite saber que tipo formato de vídeo y de audio que utiliza.

viernes, 24 de agosto de 2007

Matrimonio de Rafael De Lavalle

En Miami-Fort Lauderdale, se caso mi gran amigo Rafael De Lavalle. Me hubiera gustado poder acompañarlo en la ceremonia y, por supuesto, en la fiesta que se llevó a cabo con posterioridad. Desafortunadamente, en estos momentos nos separa un gran océano. Si Dios quiere, ya tendré la ocasión de poder felicitarlo personalmente y de conocer a su nueva esposa Marilu Yanes.





Si quieren ver más fotos, les recomiendo que visiten

http://share.shutterfly.com/action/welcome?sid=0BZtXDlo1ZsXNg

domingo, 19 de agosto de 2007

Retoque fotográfico

Hace algún tiempo me enviaron la foto de mi bisabuela doña María del Carmen Del Castillo, a quién pude conocer cuando era muy niño e íbamos a visitarla a Sabanalarga, y que murió a los noventa y seis años. También recibí una fotografía del abuelo de mi esposa don Secondo Pezzano, italiano, originario de Scalea, en la provincia de Cozensa, que murió hace unos pocos años. Las fotos estaban en tal mal estado que decidí intentar repararlas.


domingo, 5 de agosto de 2007

Recetas de cocina italiana

A los amantes de la comida italiana, hoy les añadí un nuevo enlace que estoy seguro que van a aprovechar - http://ricette.cucina.it/ -. También agregué un enlace a un traductor de idiomas, para que los que no entiendan el italiano puedan disfrutar de tan suculentos platos.

domingo, 29 de julio de 2007

De turismo por Cuenca

La semana pasada fuimos a conocer Cuenca. Como una imágen dice más que mil palabras, adjunto fotos de nuestra visita.


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sábado, 7 de julio de 2007

POSTRE DE TRES LECHES

Una de las cosas que descubrí desde que era niño fue mi gusto desmesurado por todo lo que fuera dulce. En una sentada me podía tomar una lata grande de leche condensada, una tasa de leche en polvo Klim revuelta con azúcar Manuelita, o de Milo con azúcar, o varios bocadillos Veleños, o una lata de arequipe, o media bolsa de Colombinas de tres colores, las más ricas eran las blancas con amarillo y morado, e infinidad de dulces y postres. Al día de hoy, mi gusto por el dulce no ha decaído, pero obviamente me ha tocado dejar de consumirlo, para evitar problemas de salud. No obstante, de vez en cuando peco un poco y me doy un gusto, como por ejemplo, me preparo un postre de tres leches, del cual puedo decir que es el rey de los postres y, según he podido descubrir, al igual que la arepa de huevo, es made in Colombia. Como yo no soy egoísta, comparto una receta de ese postre, receta que por cierto en algún momento alguien me envió, y sabe espectacular.

POSTRE DE TRES LECHES

Ingredientes:

4 huevos (separando las claras de las yemas)

1 taza de azúcar

2 tazas de harina de trigo

½ taza de leche

3 cucharadita de polvo de hornear

1 cucharadita de vainilla

Engrasar el pirex

Procedimiento: batir las claras de huevo a punto de nieve. Agregar poco a poco
el azúcar y las yemas. Cernir la harina con el polvo de hornear y
agregarlo a la mezcla anterior, intercalándolo con leche, seguir batiendo. Añadir
la vainilla y se termina de batir. Engrasar un pyrex grande colocar la mezcla. Hornear durante más o menos 30 minutos, a 175º, hasta que la
el bizcocho esté crecido y dorado.

Ingredientes de la Crema:

1 lata de leche condensada

1 lata de leche evaporada

1 taza de crema de leche dulce

Procedimiento: licuar todas las leches. Cuando aun esté caliente agujerear el bizcocho por todos lados, de manera que quede como un colador, teniendo cuidado de no destrozarlo. Agregar entonces la crema.

Ingredientes Merengue:

4 claras de huevo

1 taza de agua

2 tazas de azúcar

1 cucharadita de vainilla

Procedimiento: poner al fuego el agua con el azúcar hasta que al meter un cuchillo la gotita que queda en la punta al caer forme un hilo (punto de hilo), es importante no mover esta miel.

Mientras el azúcar y el agua alcanzan el punto deseado, se baten las claras de huevo hasta que estén a punto de nieve. Una vez la miel esté lista, se agrega a las claras levantadas. Sin dejar de batir, el merengue se pondrá un poco más firme, agregar entonces la vainilla. Batir por quince segundos más. Decorar. Puede usar confituras y cerezas rojas en miel.

Una vez esté preparado se mete en la nevera y se deja durante un día, para que absorba bien la crema y coja un sabor exquisito.

sábado, 5 de mayo de 2007

Tremendo Bochinche

Una de las cosas que más nos sorprenden a los extranjeros residentes en España, a las que poco a poco nos estamos acostumbrados, es a escuchar que se nos diga que hablamos español antiguo, para justificar el mal uso que se le da a una lengua que parlamos aproximadamente cuatrocientos millones de personas.

En días pasados se habló de salvar algunas palabras porque supuestamente ya no se usan. Al respecto, me referiré en particular a la palabra “Bochinche”, término que es usado y conocido por los siete millones de personas que hemos nacido en la costa caribe colombiana, y que usamos en nuestro lenguaje común, para referirnos a personas escandalosas, chismosas, alborotadoras y alharaqueras, a las que les gusta armar la bullaranga por cualquier motivo. Es así como nos referimos a una señora que pelea a voz en cuello como una vieja bochinchera; cuando se arma una pelotera entre varias personas, es porque ser armó el bochinche; y, cuando los medios de comunicación se refieren a un monotema como el de la detención de una cantante española muy famosa, decimos: tremendo bochinche el que han creado, como si no hubiera cosas verdaderamente más importantes sobre las que tratar.

domingo, 25 de febrero de 2007

Navidades en Sahagún

Para la gente de la costa caribe colombiana, la navidad es la mejor época del año. Cuando llega, el tiempo y el ambiente cambian, el cielo se despeja y las temperaturas se tornan agradables para darle paso a las grandes fiestas. En donde más se nota ese cambio es en los pueblos de nuestro caribe colombiano, porque es en esta época cuando los que se han ido a estudiar o a trabajar, a la capital del país o a las grandes ciudades, regresan, y con ellos prácticamente se duplica la población de cada pueblo trayendo, en sus maletas o cajas de cartón, la alegría a aquellos que permanecen esperándolos todo el año.

Yo nací en Barranquilla, una ciudad que vive todo el año en función del carnaval, la fiesta más grande y espectacular de toda Colombia, pero doy gracias a Dios por la oportunidad que me dio de poder disfrutar, cuando era aun joven y soltero, varias navidades en Sahagún, bello y pujante municipio del departamento de Córdoba.

A Sahagún llegué por primera vez un 20 diciembre de hace tantos años, que ahora parecen milenios, Me invitó mi amigo Jorge Arrieta, a quien tuve la fortuna de conocer cuando durante una temporada estuve estudiando y trabajando en Bogotá.

Debo reconocer que fue Jorge el que me obligó a ser su amigo, era el día 23 de diciembre, durante la fiesta de navidad que se celebraba en la Superintendencia de Sociedades, entidad pública para la que ambos trabajamos. Jorge me abrió los ojos respecto a los aviones que me lanzaba una compañera de trabajo y, según él, yo como buen cacorro ni siquiera los veía pasar. Recuerdo que me dijo: - compa, todo el mundo se ha dado cuenta que esa vieja está de tras de ti: -primero me dices que no fumas, después te brindo un trago y dices que tampoco tomas, ¿entonces tu nada de ñongo ñongo? ¿Eche, acaso eres polillón?, ¡nojoda!-. ¡Alto ahí! -le respondí-, porque yo soy el “chacho” y de polilla nada, fumo cuando me da la gana y mi primer trago me lo tomé cuando tenía quince años, así que a mi no me vienes tu con esas vainas, porque te vas a ganar tu botinera. En vez de arrugarse, en tono medio burlón me contestó: -conque el “chacho de la película”, el teso y todo, eso es será en tu tierra porque aquí tienes que demostrarlo-. La verdad es que me desarmó, así que le comenté: –lo que pasa es que hoy no quiero tomar, porque esta fiesta me parece una mierda, estos cachacos no saben bailar y la música que ponen no se parece en nada a la de mi tierra. Y, respecto a esa cachaca, yo si me he pillado el vuelo que lleva, pero tú no me vas a negar que es un babillón, así que yo paso, si a ti te parece un bollo te la cedo, es toda tuya, que yo ya le tengo el ojo puesto a otra, ¡echa esa botella para acá, ahora vamos ver quien aguanta más!-. En realidad, no quería reconocer que la cachaca me gustaba, pero como buen tonto con prejuicios, en mi mente resonaba una canción con la que me vacilaban en mi casa desde pequeño: “ahí va chacho con su coche y lleva una cachaca…”. Bebimos hasta que nos zumbó el cacho, y hablamos de nuestra gente y nuestras costumbres. Desde entonces, y durante el tiempo que viví en Bogotá, nos volvimos amigos inseparables, dando lugar a una amistad que ha perdurado por más de 20 años.

Sacamos de esa aburrida fiesta a dos cachacas para irnos a una discoteca. Yo tenía un filo que me comía lo primero que tuviera por delante, así que en el camino propuse que paráramos a comer algo, pero el vergajo exclamó: -¡Un hombre responsable no se tira la plata del ron en comida, además, deja la cacorrada porque si nos detenemos lo único que lograras será distraer a las pelas. Vamos a lo que vamos y después que venga lo que sea!-. Cuando despuntaban los primeros rayos de sol del día siguiente y después de despedirnos de las cachacas, paramos en el “Desayunadero de la 42”, allí le pedí al mesero que me dijera lo mejor que tenían para desayunar, y el cachaquito me contestó: -caldo de cabezas de gallina, sopa levanta muerto y changua-, y mi amigo dijo: -nada de eso, para desayunar no hay nada mejor que un par de frías, así que tráenos dos cervezas “águila” y que estén bien frías-. Mientras nos sacábamos el guayabo Jorge me dijo: -te invito el año entrante para que conozcas a mi familia, te pases navidades en Sahagún y sepas lo que son unas fiestas de verdad-. Lo que parecía en un principio, las palabras que saltan al saco roto del olvido, entre dos que estaban bien borrachos, se volvió realidad un año después.

El 20 de diciembre, bien temprano, me encaramé en un bus de Brasilia y recorrí los cuatrocientos kilómetros más eternos de mi vida. El chofer del bus paró en todos los pueblos que había en el camino. Cuando íbamos por El Carmen de Bolívar, tierra de mis ancestros paternos, estuve a punto de bajarme y devolverme para Barranquilla, pero ya estaba en mitad de camino, así que daba la misma cosa seguir que devolverme. Por la tarde, tres horas más tarde de lo que había calculado, llegué por fin a Sahagún.

En la estación me esperaba Jorge en compañía de dos de sus hermanos, Germán y Rafael, y sus amigos Carlitos Ortega y Freddy Meléndez. Nos fuimos directo para su casa, en donde nos aguardaban más de treinta personas, todos ellos pertenecientes a la familia Arrieta, a quienes me tocó saludar y abrazar uno por uno. Me sentía muy incomodo, porque yo nunca había sido expresivo, pero no tuve más remedio que abrir esa puerta del alma que siempre tenía bien amarrada entre las tinieblas de mis entrañas.

Más incomodo me sentí aun cuando me enteré que aquel enorme grupo dormía en la misma casa, vivienda que por cierto tenía cuatro dormitorios, además de la sala y el comedor, y yo no veía cama pa’ tanta gente. Jorge, se la pilló y me dijo, de la dormida no te preocupes, que aquí lo que hay es un bulto de catres y hamacas, y tú ya tienes guindada tu hamaca, así que estate tranquilo.

La casa, era una vivienda antigua, de principios del siglo XX, estaba ubicada en una esquina de la cuadra, y tenía puertas en cada una de los cuartos que daban a la calle, y todas permanecían abiertas de par en par desde muy temprano, hasta bien entrada la noche. La puerta principal, quedaba ubicada en todo el ángulo de la esquina y nunca la cerraban con llave. Era la única manera de que, cuando alguien llegara, no tuviera nadie que levantarse para abrirle. Las paredes eran altas, quizá por encima de los tres metros y el techo estaba cubierto por unas tejas de cinc oxidadas. La temperatura interior era fresca y agradable. Estar allí era como volver a los días de mi niñez, cuando visitábamos la casa de mi bisabuela Carmela Del Castillo, en Sabanalarga. En el patio había un baño que no tenía techo y un hermoso y gigantesco quiosco de palma amarga y, debajo de este, entre horcón y horcón tenían instaladas varias hamacas, en donde generalmente dormíamos o reposábamos un rato. Por primera vez en mi vida dormí al aire libre y supe lo que era disfrutar verdaderamente de una hamaca.

Una vez instalado, salí a la puerta para observar los alrededores y desde la esquina de enfrente unas “pelas” gritaron: -¿Jorge, que pasa que no lo presentas?-. Yo por picármelas del “chacho” les contesté: -yo no necesito que nadie me presente, ya mismo voy y nos conocemos-. Al bajar el escalón del sardinel, no medí bien la distancia, y caí como papaya madura, espaturrao en medio de la calle, no hubo una sola persona que no se riera de mí, y mientras tanto yo: -trágame tierra-.

Desde ese primer día y durante los siguientes, siempre nos íbamos de parranda, que además empezaban desde muy temprano y terminaban porque había que dormir aunque fuera unas pocas horas para seguir con la siguiente. Casi a diario nos sacábamos el guayabo en un Bar al que le decían “ron mecío”, porque en vez de sillas o taburetes, tenía mecedoras y siempre las cervezas estaban bien frías. Se podrán imaginar la amañada que se le pega a uno cuando está bebiendo en una mecedora, y la mareada tan tesa que da cuando te levantas así sea para echar una meada. El Bar quebró porque los dueños eran los primeros que se emborrachaban y, finalmente, regalaban todas las rondas.

Cuando no estábamos emparrandados, nos íbamos para la plaza del pueblo. El corto trayecto que había entre la casa de Jorge y la plaza, lo hacíamos en dos o tres horas, porque parábamos a saludar y tomar algo, en prácticamente cada una de las viviendas que había en el camino, de manera que, cuando por fin llegábamos a la plaza, ya teníamos entre pecho y espalda más de media canillona de ron encima y estábamos por regresar.

El 24 de diciembre, como a eso de las seis de la tarde, cerraron la calle entre la esquina de la casa de Jorge y la esquina de la casa de Carlitos Ortega, y en los frentes de todas las casas de la cuadra pusieron mesas, butacas y taburetes, y comenzó a llegar cada vez más gente. Se parecía en algo a las verbenas populares de mi tierra, con la única diferencia de que en Sahagún la entrada era gratuita, el único requisito era disfrutar sin armar problemas. Entonces mi amigo me dijo: - Hoy vas a saber lo que es un 24 de verdad, come bien y prepárate para disfrutar del fandango-. A eso de las ocho de la noche llegó una banda con una cantidad de integrantes e instrumentos, que parecían como 5 bandas papayeras juntas, y la gente se alborotó y comenzó a bailar al son de canciones, muchas de las cuales conocía pero, que nunca me habían sonado tan bien como ese día. Y cuando la banda descansaba, Germán Arrieta, a puro pulmón entonaba, con un grupo de amigos que tenían un conjuntico vallenato, las canciones de Alejo Duran y de los “Hermanos Zuleta”. Lo hacía tan bien, que pienso que en vez de hacerse odontólogo, ha debido meterse a cantante profesional. Como sea, el fandango duró hasta el amanecer. Al final, nos quedamos unos pocos, que amanecimos echando cuentos y corrigiendo el mundo.

El día 25, a las once de la mañana, nos fuimos para la finca de la familia de Carlitos Ortega, en donde nos estaba esperando una olla de sancocho, más mamayua, que las calderetas en las que cocinan el arroz de un batallón del ejercito, y de picadas comimos carnero asado, y bailamos y bebimos y comimos, como si el fandango de la noche anterior ni siquiera hubiera celebrado. Jorge, para entonces, tenía la novia de la temporada, una pelada a la que apodamos la kirica, porque era chiquitica y culona como las gallinas de patio llamadas kiricas. La noche anterior yo había martillado con su vecina, pero cuando se me pasó la pea, no quise saber más nada de ella, de ahí que me dijeran que después de matar al tigre, le salí huyendo al cuero. Lo cierto es que, esa misma noche, le había echado el ojo a una novia de Germán, de apellido Bula, y todo el tiempo estaba pendiente de ella y, desde entonces, hasta cuando regresé a Barranquilla, estuve con las ganas de tropezarme con ella a solas, cosa que jamás sucedió, porque en medio de tanta gente es difícil hacerle el cajón a otro. Pero, yo era así y seguí siéndolo hasta la tarde de precarnaval en que conocí la hermosa mujer que se convirtió en mi esposa: “siempre me parecía más verde y bonito el pasto de la finca vecina”.

Y así pasaron los días, de fiesta en fiesta y de parranda en parranda, hasta que el 31 otra vez cerraron la calle y armaron otro fandango y, a las doce en punto, cuando comenzó el nuevo año, la algarabía de besos y abrazos era general, todo el mundo de manera efusiva se saludaba y abrazaba, hasta yo, que era más acartonado que cachaco recién desempacado, me uní a la feria de besos y abrazos, dándole el feliz año a conocidos y extraños, era como uno más de los nativos de Sahagún. Al amanecer, imitando a Germán, canté por primera vez “El Compae Chemo”, y la parranda siguió hasta lo que nos dio la voz, y nos aguantaron las ganas de comer.

En los primero días de enero fuimos a las Corralejas de Sampués. Se trataba de una construcción fabricada a mano, en la que se usaban muchos palos y maderas que habían sido utilizados en innumerables fiestas de toros, con millones de huecos hechos por los clavos, que testimoniaban su multiuso, y un ruedo de más de doscientos metros de diámetro, en el que exponían su vida por unas minucias los "toreros", que utilizaban, para demostrar sus virtudes, pedazos de sábanas, paraguas, cartones o cualquier trapo que les sirviera para mantear, y por primera vez en mi vida vi, con desagrado, como un toro embestía y hería a un ser humano, mientras la gradería gritaba delirante, al son de una Banda, por el espectáculo que daban aquellos pobre infelices. Lo visto aquella tarde me sirvió de auto excusa para regresar a Barranquilla, pero prometí al marcharme que con seguridad regresaría.

En las siguientes navidades regresé a Sahagún. Esta vez me presenté el mismo 24 de diciembre, y ya no me preocupé por donde iba a dormir, ni tampoco en como saludar a todos los miembros de la familia Arrieta. Cuando llegué, era como uno más de ellos, al que estaban esperando con la alegría del reencuentro de las navidades. Y volví a disfrutar del fandango y cada una de las parrandas, como lo había hecho el año anterior.

El 28 de diciembre, recuerdo que nos invitaron, a Sincelejo, a una parranda en casa de Vicente uno de los cuñados de Jorge. La juerga comenzó como a las seis de la tarde y desde el principio nos tenían amenazados con un sancocho. Pero las horas transcurrían y del sancocho nada. Eso si, botella de ron que se acababa, era repuesta inmediatamente por otra.

Cuando eran las diez de la noche ya yo tenía más filo que cuchillo de carnicero, pero el sancocho nada que aparecía. Me levanté disimuladamente y di una vuelta por los alrededores, hasta que encontré una tiendecita en la que armé mi propio sancocho de tienda: pedí y me comí con voracidad un pedazo de queso, dos panes y un par de yogures. Regresé a la parranda y seguí tomando. El hambre me volvió a atacar, y el sancocho nada que salía. Para esos momentos yo estaba que tiraba la toalla. Volví a la tiendecita y ya la habían cerrado. No me quedó más remedio que ponerle freno a la bebida.

El maestro aguja tocó la “parranda es pa’ amanecé al que se duerma lo trasquilamos…”, y alguien que se dio cuenta de que todos los que estábamos allí teníamos bigote, dijo: -hoy amanecemos y al que se duerma le volamos el bigote-. Enseguida, empezaron a hacer predicciones acerca de quien iba a ser el primero en caer e iba a perder su adorado bigote. Decidieron entonces posponer la servida del famoso sancocho, cosa que me pareció fatal, a fin de quitar un bigote rápidamente.

Como nunca había usado el bigote y por primera vez me lo estaba dejando crecer, pensé: -yo me voy a dormir porque no aguanto más y si me lo cortan me tiene sin cuidado-. Me metí en un cuarto y me dormí inmediatamente. Como a las cinco y media de la mañana me despertaron para darme por fin una totuma llena de sancocho y me llevaron un espejo para que me viera, mientras se reían de mí. Pero no pudieron disfrutarlo porque se dieron cuenta que a mi me importaba un carajo aquel cuasi bigote, que parecía más bien una paredilla llena de goleros. Salí a la puerta de la calle y vi como habían puesto, una junto a otra, todas las botellas bebidas. Era tal la cantidad botellas de ron, que éstas ocuparon todo el frente de la casa de Vicente.

Regresamos a Sahagún y allí nos esperaba un buen desayuno, que me supo a gloria y el almuerzo mucho mejor. La tarde la pasé durmiendo. Cuando estaba anocheciendo me despertó Jorge para comenzar la tanda de ese día, pero le dije que no pensaba tomar esa noche y que me pensaba quedar acostado el resto de la jornada. Me la montó de terror y me sacó de la hamaca. Esa noche había una fiesta en casa de las Ordosgoitia, pero primero íbamos a calentar motores en donde Carlitos Ortega.

En casa de Carlitos, conocí a sus hermanos recién venidos de Méjico, y nos sentamos a darle viaje a un garrafón de aguardiente y un par de bandejas de chicharrón. Al principio éramos seis, pero Carlitos se fue para Chinú, el pueblo en donde vivía su novia y actual esposa, Nohra Fadul, los otros dos se marcharon sin dar ninguna explicación especial. Nos quedamos, bebiéndonos el garrafón, su hermano Tarquino, que acababa de graduarse de medicina en Méjico, Jorge y yo. A eso de las diez de la noche oímos la bulla de la música de la fiesta en la que nos estaban esperando y propuse que nos fuéramos para allá, pero Jorge insistió en que nos termináramos primero la garrafa.

Como a la hora Jorge empezó a cabecear y la maldad se me vino a la cabeza, me dije a mi mismo que como se durmiera le iba a quitar el bigote. Nos pusieron otro plato de chicharrones con bollo de yuca, y Tarquino y yo estábamos pasmaos, porque bebíamos y el trago no nos hacía efecto, pero Jorge finalmente se quedó profundo. Entonces llamé a Toñito, el menor de los Ortega y le pedí una cuchilla de afeitar y un jabón. El niñito se presentó con la “prestobarba” más vieja y destartalada que pudo encontrar y un jabón de bola azul, de los que se usan para lavar la ropa, que con el agua gorda del pozo no daba ni mierda de espuma. Entre todos, comenzamos la ardua tarea de afeitar a Jorge. Tenía el bigote tan poblado y la cuchilla estaba en tan mal estado que solo alcanzamos a quitarle una punta del mismo, así que no insistimos más y le dejamos sin una cuarta parte del bigote.

Viendo que se hacía tarde desperté a Jorge y le dije que nos fuéramos para su casa, pero se despertó para pedir otro trago y finalizar hasta la última gota del garrafón de aguardiente. Después nos fuimos para la fiesta, pero allí duramos poco, porque ya éste no aguantaba más. Lo llevé a su casa y se acostó. Yo me fui a un catre y me empezó un ataque de risa. Cada vez me reía más duro, hasta que me preguntó Germán que de que me estaba riendo. Al comentarle lo del bigote me dijo: -prepárate porque, cuando ese man se despierte mañana, vas a ver lo que es bueno-. Al escuchar aquella advertencia, se acabo me acabó la risa, me quedé callado y al rato me dormí profundamente.

A la mañana siguiente, me despertaron unos gritos histéricos. Era Jorge que se acababa de ver en el espejo y veía como le había amanecido su bigote de más de cinco años. Me levanté y fui a desayunar y a afrontar las consecuencias de mi conducta. Lo encontré en la mesa y lo saludé, pero no me contestó. Sólo me miraba con ira. No pronunció una sola palabra mientras desayunábamos. Intuí que tenía que ser yo el que debía decir algo y le dije: -ayer te reías de mí y de mi bigote, ¿por qué no te ríes ahora?-. Jorge me contestó: porque anoche no habíamos apostado nada ¡no me joda!, y se quedó callado de nuevo. El resto de la mañana, se la pasó evitándome y yo, ni corto, ni perezoso, le dije: -si no me vas a hablar, entonces me voy para mi casa-. ¡Vete me contestó! No hay problema -le respondí-, busqué mis cosas y me despedí de su familia. Cuando ya estaba en la puerta su hermana Miriam me dijo: “chacho”, eres como el capitán araña, haces tu maldad y te vas. Como no tenía nada que decir al respecto, además de que ya me sentía lo suficientemente avergonzado con ellos, proseguí mi camino y regresé a Barranquilla. Tres meses más tarde, me llamó Jorge y me dijo que me perdonaba, pero que, como lo volviera a hacer, la próxima vez me mataba.

En las siguientes navidades Jorge no me invitó a su casa de Sahagún, pero Carlitos que para entonces vivía en Barranquilla, me dijo que me fuera para la suya, que era la única manera de arreglar el problema con Jorge. Aquello fue peor, porque Jorge se enojó conmigo porque estaba en otra casa y no en la de él. Y cuando le dije que Carlitos había tenido la decencia de invitarme, me respondió que yo era como de su familia, y que no necesitaba ninguna invitación. Y era verdad, porque no sólo me estaba esperando, sino que además me tenía una sorpresa, me había nombrado padrino de su primer hijo, bautizo que se celebró dos días después y que terminó con una parranda, como las de siempre, con mucho ron y comida. Ese día Jorge me dijo que en su casa siempre tendría una cama, que me trasladara para la suya, pero yo que también había hecho una gran amistad con Carlitos Ortega, no quise hacerle el desaire y permanecí en casa de Carlitos hasta que regresé a Barranquilla.

Hoy, cuando ya todos somos vikingos, casados y con hijos, recuerdo las navidades en Sahagún como algo especial, distinto a lo que siempre había estado acostumbrado a ver, pero que no se dará más. Y no se dará más, porque las épocas han cambiado. El fandango dejó de celebrarse después de que dos muchachos de esa calle murieron trágicamente en un accidente, al tiempo que Tulio Meléndez, hermano de Freddy, desapareció y apareció meses después en una fosa en medio del monte, ingresando las estadísticas de muertos y desaparecidos de nuestra querida Colombia. Y la misma familia Arrieta fue golpeada con la imprevista muerte de uno de sus integrantes.

De todas formas, Jorge, mi hermanazo del alma, es y seguirá por siempre siendo mi amigo, y su familia, siempre será como la mía. Además, hoy nos une el compadrazgo, ya que el también es padrino de mi primera hija.

Hace unos meses estuvo aquí en España, Germán Arrieta, y los pocos instantes que estuvo en Madrid, los pasó con mi familia, almorzó con nosotros e hizo una siesta de dos horas. Al verlo, abrazando y besando a todos, me hizo recordar las navidades que pasé en Sahagún. Mi hijo Jorge Eduardo, me preguntó en voz baja: -¿Papá, quién es ese señor?-, y yo le respondí, es uno de los miembros de mi familia de Sahagún.