Hace algunos meses salió una película infantil que se llamaba “Los Invasores”, que me tocó ver en compañía de mis hijos. Lo que no sospechaba en esos momentos era que, con la llegada del verano nos ocurriera una verdadera invasión. En estos momentos tenemos cinco enormes invasores en casa y, lo peor, no hay kankill que pueda con ellos.
Poniendo seriedad al asunto. Es de suponer que a cada familia le ocurra lo mismo, porque ésta es la época en que los chicos están de vacaciones, y siempre hay que ingeniárselas para que alguien se quede a cargo de ellos, durante los tres eternos meses que duran las vacaciones.
Este año les correspondió el turno de la cuidada a los abuelos maternos, y aprovecharon la oportunidad una cuñada y sus dos hijos. Haciendo uso de las colchonetas inflables todo el mundo aparentemente quedó bien distribuido, pero no deja de ser algo problemático el que, en un apartamento de tres dormitorios, haya nueve personas al mismo tiempo.
Hay un dicho español que dice: "Las visitas y la pesca a los tres días apestan". Es de esperar que esto no se cumpla. Como sea, la odisea apenas empieza y queda bastante tiempo aun para saber como nos irá a todos durante la invasión. Por lo pronto, el más beneficiado es mi hijo menor, ya que al tener a sus primos ha encontrado con quien ir a patear el balón, cuando el sol aprieta más y en España no hay un alma que se le mida a tan siquiera asomar la cara a una ventana.
