
Sería bueno preguntarse, en donde se encontraban los que ahora, por su intransigencia política, permitieron que se derribara un edificio que en verdad si podía ser considerado patrimonio histórico de la ciudad. Y, ya que tanto les importa salvaguardar ese edificio de aspecto semitugurial, en su interior, por qué no se dan una rodadita por los alredeores de la antigua Gobernanción, o por los edificios que hay entre las calles 30 y 34 que, de ser recuperados, podrían servir de atractivo turístico, para una ciudad que fuera de los carnavales no ofrece más nada al visitante extranjero.
Imágenes de la Barranquilla de hoy