martes, 12 de febrero de 2008

El costeño y el cachaco, dos pueblos distintos

Partiendo de dos distintos ancestros, los caribes y chibchas, una verdad incuestionable es que existen diferencias reales y muy marcadas entre los costeños y los cachacos. Para demostrarlas nos vamos a referir a hechos que se suceden a diario que tienen que ver con la herencia genética, el clima y con aspectos culturales y morales.

Si uno se sube en un taxi cachaco, durante el recorrido el chofer se muestra distante, pone las noticias o una guabina, en cambio si se monta a un taxi en la costa, te tratan de tu, vas escuchando vallenatos, salsa o merengues o te ponen conversación sobre lo mal que le va al junior o cuestiones políticas o lo que se ha robado en la alcaldía tal o pascual.

Una de las causas de este proceder se le puede achacar al clima, las personas del altiplano lleva una vida hacia adentro, quizá eso se deba al habito de refugiarse del frío, más que todo al final de la tarde y durante la noche; mientras que en la costa, para mitigar el calor la vida se hace hacia afuera, entre más bajo sea el nivel de vida más marcada se detecta esa manera de ser. La falta del aire acondicionado, o de muchas comodidades hace que la gente busque la calle como vía de escape para hacer llevadera la rutina diaria, lo que lleva a ver a familias enteras sentados en sus puertas, los pelaos pateando bola de trapo en las calles y algunos simplemente disfrutan del ambiente asomándose por sus ventanas. Hecho este que influye necesariamente en la personalidad de los habitantes de cada una de estas regiones, ya que el costeño es más abierto mientras el cachaco tiende a ser más reservado, y su círculo de amigos es más reducido.

El hecho de llevar una vida más abierta hace que el costeño sea más colaborador, en su casa todo el mundo aporta hasta completar lo suficiente para poder resolver sus necesidades básicas y más de un gusto. También la colaboración puede ser prestada más fácilmente a familiares y amigos. En cambio, los cachacos por su propia manera de ser tienden a ser más independientes y entenderse sólo de sus propios problemas sin importarle los de su comunidad. De ahí que sea más fácil encontrar gamines en tierra cachaca que en la calidez de la costa.

Una de las cosas a criticar en la manera de ser costeña es el vivir de las apariencias. Basta con entrar en la casa de cualquier costeño, sin importar el estrato social al que pertenece, para encontrar los televisores y los equipos de sonido más sofisticados, los celulares más modernos, etc., pues al tener las puertas de las casas abiertas representan ante el vecino la prosperidad en la que supuestamente se vive. Por el contrario el cachaco es un poco más truñuno con el dinero y como tiene pocas visitas, un televisor viejo le basta y no necesita un equipo de sonido espectacular porque la música que va a escuchar sólo se presta para oírla con el volumen bajo.

El ser abierto del costeño lo hace ser más creativo e ingenioso, su música suele ser más alegre, su literatura más amena y su amistad es más calida y desinteresada. Mientras que el cachaco su manera de ser introvertida, lo hace ser más peligroso, menos amigo de sus amigos, y su creatividad e ingenio es escasa o nula.