domingo, 14 de octubre de 2007

La mordida más poderosa del reino animal

Según una reciente investigación, los 10 animales más mortíferos son el mosquito, la cobra asiática, la labox jellyfish australiana, también conocida como avispa de mar, el gran tiburón blanco, el león africano, el cocodrilo australiano de agua salada, el elefante, el oso polar, el búfalo africano y la rana del dardo venenoso. De todos estos animales, uno de los más terribles y sanguinarios es el cocodrilo marino, también conocido como cocodrilo poroso o cocodrilo de agua salada.

El cocodrilo marino es el más grande y feroz de todas las especies de cocodrilos que existen en la actualidad. Es tan grande, que puede llegar a pesar los 1,500 kg., y medir hasta 7 metros. Además, es extremadamente ágil. Puede avanzar en el agua, con un solo impulso de su cola, hasta 4 metros, y nadar a una velocidad de 43 km/h. Es más rápido que los propios delfines.

Por lo general viven en las zonas cercanas a la costa, en los ríos, lagos, pantanos y estuarios del oeste de la India, Sri Lanka, Bangladesh, sur de Indochina, Malasia, Filipinas, Indonesia, Nueva Guinea y el norte de Australia. Es un excelente nadador que frecuentemente se adentra en el mar para conseguir su alimento o emigrar a otros lugares, llegando a ser visto a más de mil kilómetros de la tierra más cercana. Prefieren dejarse llevar por la corriente en vez de nadar. Y en estos mares, son tan terribles como los tiburones.

El cocodrilo marino tiene la mordida más poderosa del reino animal. Al cerrar sus mandíbulas, provistas de 66 dientes, ejerce una presión de 1770 kg. Su alimentación incluye mamíferos grandes; como búfalos y personas. Se calcula que unas mil personas mueren cada año a causa de estos depredadores. Es famosa la gran matanza de 1945 ocurrida en la isla Ramree (Birmania), en la que los cocodrilos marinos mataron y devoraron a casi 1.000 soldados de ocupación japoneses en una sola noche, cuando atravesaban una zona pantanosa para escapar de las tropas británicas.

Restos humanos recuperados del interior de un cocodrilo marino, en Sumatra.