jueves, 14 de diciembre de 2006

Un insignificante motivo

¿Dónde estabas? – le grité como un loco-.

Ella no dijo nada, siguió de largo hasta la cocina y comenzó a preparar la comida, al tiempo que se tomaba una taza de café.

¿Qué estabas haciendo? –volví a gritarle-. Ella seguía callada, me miraba como inerte.

Para mis adentros pensé: “si se queda callada es porque algo me oculta”.

No pude aguantar mi furia y le lancé una bofetada, y la golpeé una y no sé cuántas veces más. La taza de café que tenía entre sus manos salió despedida, dejando en el suelo, techo y paredes, una lluvia de partículas marrones que semejaban miles de estrellas.

Ella siguió callada, de sus labios sangrantes, partidos por mis puñetazos no salió ninguna palabra, de sus ojos amoratados tampoco afloró una sola lágrima. Permaneció allí, callada, como retándome, a ver quién aguantaba más.

Volví a levantar la mano para pegarle de nuevo, pero en esos momentos sonó el teléfono. Jadeante y con manos temblorosas lo cogí. Al otro lado de la línea me habló su madre, me preguntó por ella, le dije que estaba ocupada. Mi suegra me dijo entonces: -dale las gracias a Lucía por haber acompañado esta tarde a su papá, mientras yo iba al médico. Si no hubiera sido por ella no sé qué hubiéramos hecho-.

Colgué el teléfono, la miré y no supe qué decirle. Pedirle perdón era insuficiente. Comprendí por qué ella no necesitaba llorar; sus lágrimas estaban en cada una de las gotas de café esparcidas por toda la habitación. Me quedé callado como un cobarde, como el cobarde que siempre he sido. Me juré a mí mismo no hacerlo nunca más. Pero, ella sabía, que bastaría un insignificante motivo para repetir mi cobardía.

1 comentario:

  1. Lo que escribiste eso se repite a menudo en todo el mundo por cosas insignificantes, mas sim embargo ahi siguen junto al hombre que las maltrata , por diferentes circunstancias, realmente tiene que haber una campaña, marchas, en fin para ayudar a estas mujeres, asi como hacen para los secuestrados ellas estan secuestradas en ese tipo de vida, solo me queda decir que hay rezar por esas miles de mujeres ayudarlas asi sea con un padre nuestro

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