jueves, 17 de febrero de 2011

Ensenada de Puerto Colombia

Por: Augusto Martínez Gómez

Eso, tajamar, tajalápiz, que corta…

Muchas veces navegando, nos tropezamos en la Ensenada de Puerto Colombia con Abel Carbonell, cruzábamos un par de frases protocolarias y seguíamos cada quién a su menester. Ya no era Gobernador del Atlántico, pero ya disfrutaba lo que había planeado tiempo atrás: navegar manejando su moto de agua en la Ensenada.
Durante varios años, después de la desaparición de Isla Verde, millones de toneladas de sedimento proveniente de la desembocadura del Río Magdalena, poco a poco se habían ido acumulando en las orillas del mar hacia el occidente a partir de PuntaRocas por toda la línea costera formando unos playones descomunales que llegaron a estar a la altura de la caseta de control en la punta del Muelle. Lo anterior, por tomar el punto de referencia visible de los pobladores.
El Gobernador Carbonell decidió en su momento que había que restituir a los porteños las playas originales que conocieron y disfrutaron los abuelos. Desde la orilla de aquél entonces, tres espolones debidamente enrocados de unos 50 metros de largo fueron organizados en dirección Noreste (dirección en que vienen los Vientos Alisios) con el objeto de direccionar las poderosas corrientes submarinas hacia los playones sedimentarios que habían llenado la ensenada.
Lentamente, durante el transcurso de los años se ha visto el efecto del trabajo constante de la corriente trasladando las arenas a otras orillas lejanas restituyendo las playas a su antigua línea. Hay que tener en cuenta que también la corriente ha seguido trayendo más sedimentos, sin embargo, ha sido más lo que se ha llevado que lo que ha traído.
Hubo un momento en que se debió minimizar la acción de las corrientes marinas canalizadas por los espolones sobre las playas, por lo menos parcialmente. La omisión ha permitido que el efecto benéfico inicial de la erosión se transforme en amenaza permanente al ir más allá de lo previsto, porque ya pasó el momento indicado para evitar que llegara a la última barrera de contención. Ahora es el Malecón, la última línea de defensa, el que está siendo asediado por estas fuerzas de la naturaleza. En Diciembre 2010 hubo una pequeña muestra para estimular la imaginación de muchos: una ola gigantesca sobrepasó el puente del malecón y la fuerza con que entró, remontó el canal de las aguas servidas varias cuadras arriba…
La solución que planeó el difunto Abel Carbonell para eliminar la sedimentación de la ensenada indudablemente debió tener dos fases, ya vemos que la primera se cumplió en forma gradual y contundente, sencillamente falta la segunda parte. Lo que hay que hacer es muy simple: minimizar la corriente antes de que perfore el Malecón, al menos en la parte que está crítica.
Para el próximo verano que se calmen las aguas, hay que terminar la segunda etapa que debería consistir en conectar nuevamente los espolones originales con la nueva línea costera, - algunos fueron quedando muy aislados, sumergidos y sin señalizar,- reforzarlos y llegar hasta la punta de cada uno y poder hacer la parte que hace falta de la T, que desvíe la corriente y estabilice la posición de las orillas.
Hay un tema que afecta la lógica anterior y se refiere al “Arrecife artificial más largo del mundo” en que se convertirá el Muelle de Puerto. Un tanto alejado de los espolones, su orientación hacia el norte no desvía la dirección de la corriente, que impactará sobre su costado. La profundidad promedio estimada en la punta es de unos 10 metros que van disminuyendo gradualmente a medida que se acerca a la orilla y los escombros no serán más altos que 5 metros, excepto en la punta.
En mi experiencia como Pescasub, sé que además de la corriente dominante, hay y pueden coexistir simultáneamente otras corrientes en diferentes direcciones y profundidades, entonces, el enigma es: por donde fluirá una vez que sea dinamitado? a que o quién afectará; o es mejor la caída gradual por inercia…pasará la corriente por encima de los escombros, o será detenida? Razonable sería dinamitar la base de tal manera que los escombros no se dispersen al caer y puedan actuar de barrera para proteger el fondo de la Ensenada.
De todas formas, mucho tendrá que incidir el hecho de que las T sean implementadas antes, durante o después de, ¿pero como? Es impredecible el comportamiento por las variables que pueden intervienen en tiempos diferentes.
Mientras tanto, la acción de las olas y las corrientes sobre el Malecón hay que detenerla, el peligro que hay para las viviendas que están después, es inminente. La imaginación es muy fértil para estos casos, no hay que hacer mucho esfuerzo para saber que es lo que viene, y mientras más se tarde en ejecutar la solución, más onerosa y difícil será. Esta es una modesta opinión de CPSS, considerando lo ya existente y su control; por supuesto que debe haber otras soluciones más sofisticadas y costosas pero mientras tanto, todos los habitantes de la franja amenazada ya están avisados…les deseo mucha voluntad política y manos a la obra.

Club de Pesca Submarina Selectiva de Puerto Colombia.